Wednesday, February 07, 2007

Sed de Dolor

Benjamín está triste, no sabe por qué, pero está cansado de no poder ser felíz, los juegos con sus amigos se tornan aburridos y su unica distracción suele ser el juego GTA que su mamá le mandó de los Estados Unidos.
Todos parecen estar pendientes de él, sin embargo su lúgubre personalidad hace que él no lo note, piensa que ese peso en su pecho es demasiado, unos días mas que otros. Recuerda que la ultima vez que vio a su padre éste le dijo que tendría otro hijo con una de las tantas novias que le ha presentado.
A sus trece años, siente como su cuerpo cambia pero hablar con su abuela no es suficiente, desearía ser tan abierto y sonriente como sus compañeros del colegio, pero esta pena es más fuerte que él. Hay días en que incluso levantarse de la cama es una lucha. En poca palabras todo está mal.
Hoy cumple 13 años, pero aún antes de amanecer lamenta tener que enfrentarse a sus tías y a su abuela, lamenta no poder recibir sus regalos con el entusiasmo que todos esperan, lamenta tener que estar vivo un año más.
Siente que su abuela le prepara el desayuno, escucha los pasos silenciosos de sus tías que corretean afuera de su habitación para despertarlo y poder gritar todas juntas "feliz cumpleaños". Benjamín está molesto, no quiere saludos, no quiere regalos, no quiere abrazos. Piensa que derrepente conocer a su mamá es lo que quiere, pero al mismo tiempo repite en su cabeza todas las cosas que le diría, todo lo que se le ocurre incriminarle.
Ya van a ser las 7a.m. y prefiere no hacer bulla y hacerles creer a todos que aún está dormido. Siente ganas de hacerse daño, piensa en el dolor, piensa en la sangre y todo suena mejor que pasar por lo que pasa esa mañana recostado en la cama pensando que, pese a tener la casa llena, él está tan solo.
Lentamente se destapa y se sienta al borde de la cama, mira al rededor, se fija en los posters autografiados de los jugadores de fultbol, nota esas repizas llenas de juguetes caros que le llegan por el currier cada cierto tiempo, en su clóset su ropa cara le hace muecas, todo se burla de él. Todo es asfixiante, "no quiero esta mierda" piensa.
Camina hacia uno de sus cajones y saca el corta carton que tomó de la caja de herramientas de la despensa, saca la punta y el brillo de la cuchilla lo relaja. Entra en su clóset y se sienta sobre los infinitos pares de zapatillas de marcas importadas que posee, parece no estar pensando en nada, sólo tiene sed de sentir dolor, sólo quiere sentirlo, ver su sangre.
En algún momento, no se da cuenta cómo, pero mientras contempla su palma izquierda, la cuchilla entra en su antebrazo y en forma vertical recorre con profundidad sus venas. Todo parece estar acabando y sus ojos, de estar abiertos e impresionados por descrubrir que puede soportar el dolor, se cierran. y Ahí, todo acaba.

2 comments:

PELO-PON-ESO said...

bonita historia, full feeling

saludos, regresando despues de días

Joan

Anonymous said...

Interezante historia, bien desarrollada, llegadora y da a enteder que hay cosas que el dinero no compra, que el cariño no se vende, que hace falta y nadie lo vende... solo se ofrece y se da cuando se siente. Que la distancia, algunas cosas no nos llenan los vacios del corazon. Muy buena. te felicito.