kInkY... camina por Lima II

Vivir en Lima es salir a caminar por el Parque Champagnat con un amigo, estar sentados en una banca un sábado por la noche y, de pronto, detectar que se acerca uno de esos tipos que piden dinero, pero de pronto se pone violento y te amenaza con que “no hagas roche” porque sino le das “30 mangos” para su comida te hará daño.

Claro que cuando esto pasó, yo me indigné, nunca me ha gustado que me pidan dinero, ni siquiera que me ofrezcan caramelitos ni chucherías cuando te subes a una micro, detesto oír a la gente pregonar sus desgracias y pedir dinero por ello. Qué culpa tengo yo pienso, ya hay suficientes dramas en mi cabeza. Así que cuando éste ente de pinta retaca y poco aseado se nos acercó, sólo me paré y le dije que NO LE DABA NADA PUES!, que tal lisura!. Felizmente había mucha gente en la calle. Los nervios explotaron después, pero no le dí ni medio.

Uf! Me han pasado cosas raras en Lima, cuando voy a San Isidro es normalmente para ver a mi amiga que trabaja por ahí y la acompaño a almorzar al TOTTUS, me pido un combo peruano, que viene con un choclo, un pedazo de queso fresco, una papa hervida y mucha salsa huancaína. Me he peleado con las chicas que atienden ahí, unas tres veces creo, odio que me atiendan mal y lento, es lo peor, y cuando yo tengo hambre, pues me transformo.

La mayoría del tiempo me he quedado a comer en el hotel, acostada en mi cama me pido mi lomo saltado, veo DOCTOR HOUSE y leo los diarios por internet. Otras veces me gusta almorzar en distintos sitios, me voy a comer un ceviche al MAR ROJO de Benavides, me compro unos tamalitos verdes en el WONG del OVALO GUTIERREZ o me compro un poco de sushi en el VIVANDA de la Pardo.

Lima es linda, cuando quiere, creo que caminando por Lima tengo la oportunidad de hacer parapente y conocer chicos guapos al mismo tiempo. Acá me compro una lasagna en PIZZA HUT y la chica de la caja me cuenta sus historias amorosas. Camino por la Av. LARCO y le pido a Carlos Carlin que se tome una foto conmigo. Me subo a una micro de esas gigantes y destartaladas y el chico que esta a mi lado, que tiene una bebe en los brazos, sin querer, me hace parte de una conversa genial.

No se si soy yo la que habla con extraños demasiado, pero no lo creo, en serio, normalmente tengo mi mp3 a todo volumen reventando en mis orejas y cuando voy, al banco por ejemplo, a sentarme y esperar horas para poder hacer algún pago, saco mi libro y avanzo un poco con mi lectura de turno. Ir al Banco Continental es lo peor, tanta espera, tanta mala onda de los cajeros, yo soy BCP corazón, nada como estar acostadita calientita en tu cama y hacer depósitos y transferencias por internet. Que diva no? (Fueeeera de aca, cholaza!)